domingo, diciembre 30, 2007

epílogo-aprensión

después de intentar zurcir el año con un par de entradas colgadas esta misma tarde, desde un sentimiento anómalo de despedida de un ser que parece empezar a agitar las manos como diciendo adios, voy a intentar recrear la tercera entrada planeada, que se ha borrado un click antes de ser publicada. de esta manera, no aseguro la fidelidad al original, improvisado hace tres o cuatro horas, aunque para los lectores será el original, irremediablemente.

lleva todas la vacaciones como ausente. una semana-y-media sin expresar dolor ni alegría, motivaciones ni desalientos. se levanta cada mañana, desayuna y se asea, es uno de los cánones sociales que debe respetar. hasta ahí, todo normal. desde ahí, todo monótono. pasar el día esperando a que algo suceda, a que algo venga en su busca, a que una gran idea se deslice bajo su cráneo y lo mantenga ocupado un par de horas. absorto, ése es el calificativo. no todos los días le ocurre algo, es más, la mayoría de los días se dedica a esperar. espera 24 horas cada día, con todos sus minutos y sus segundos, largos, largos y aburridos. la vida de una persona hábil y capaz desde un asiento improvisado cada día... cada uno de esos días que se dedica a vivir sin planificación previa, en espera de una sorpresa que lo será sin sujeción a criterio alguno... persona que se deja vivir, que se deja sentir, que encuentra.

fluye.

sorel en navidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

querido Sorel,

ante todo, permítame permanecer en el anonimato. espero sabrá entender, con el paso de las líneas, el porqué.

he sido un asiduo lector de su blog, voraz en sus inicios, cada vez más desesperanzado conforme a mis continuas apariciones en la página no le sucedían nuevas reflexiones hechas por usted o sus colaboradores, y de alguna manera he ido sintiendo también yo la muerte de una página que nació con mucha fuerza, y murió demasiado injustamente.

no obstante, la afinidad la encuentro ahora no sólo en esa muerte lenta y dolorosa, sino en la sensación que imagino compartida cuando, hace ya más de un mes, perdió el texto original que escribía y tuvo que recomponerlo con unas lineas que, aún geniales, a usted le sabrían a refritillo, a pobre sombra de lo que fue la expresión absorta de un sentimiento que le bullía dentro. la reconstrucción ya no buscaba en las tortuosas sendas del alma, sino en las engañosas tramas del recuerdo, por lo que la honestidad, la pureza de la comunicación que alcanzara con usted mismo el primer texto, sin duda se habrá perdido, sobre todo bajo su percepción.

intentaré tranquilizarle haciendo mías unas palabras de Jodorowsky, escritor al que desprecio con la misma intensidad con que me veo obligado a devorar ciertas de sus más memorables páginas. una de ellas decía lo que sigue:

"Su cuarto era pequeño, su cama estrecha, su armario
enano. Sin embargo aquello estaba convertido en un
palacio: Lihn, con letras menudas, llenas de ángulos,
había cubierto las paredes y el techo de poemas.
También los postigos y los cristales de la ventana,
los muebles, la puerta, las tablas del suelo, el
pergamino de la lámpara. Y a esto se le agregaban
montones de hojas manuscritas, versos cubriendo el
blanco de los libros; billetes de tranvía, boletos de
cine, servilletas de papel, conteniendo a duras penas
sus versos. Me sentí sumergido en un compacto mar de
letras. Donde posaba mi mirada surgía un canto
torturado pero hermoso.

-¡Qué lástima, Enrique, esta obra
maravillosa se va a perder!

- No importa: los sueños también se pierden y nosotros
mismos, poco a poco, nos disolvemos. La poesía, sombra
de un águila que vuela hacia el sol, no puede dejar
huellas en la tierra. La oración que más complace a
los dioses es el sacrificio. Un poema llega a su
perfección, cual ave Fénix, cuando arde..."

Quizá toda creación memorable está destinada a la desaparición, quizá esa sea la honestidad del creador, lo poco que quede de la honestidad intelectual que tan memorables páginas nos ha dado en la pluma de Baricco.

por ello la segunda reflexión que quiero dejarte aquí, quizá a modo de epílogo, quien sabe si a modo de exordio de una nueva revitalización de este entresinllamar, es del sempiterno Cortázar, que nos recordaba:

"La mayoría de sus empresas (de sus hempresas) culminaban not with a bang but a whimper; las grandes rupturas, los bang sin vuelta eran mordiscos de rata acorralada y nada más. Lo otro giraba ceremoniosamente, resolviéndose en tiempo o en espacio o en comportamiento, sin violencia, por cansancio —como el fin de sus aventuras sentimentales— o por una lenta retirada como cuando se empieza a visitar cada vez menos a un amigo, leer cada vez menos a un poeta, ir cada vez menos a un café, dosando suavemente la nada para no lastimarse."

gracias pues por dosarme la nada durante estos 6 últimos meses, para que el posible fin de este espacio me lastime menos.

un abrazo de un lector ávido.