sábado, febrero 03, 2007

La mIgrAcióN dE SoRel


Tras los inesperados cambios que había experimentado en su vida, Sorel, decepcionado, sorprendido y meditabundo se dispuso a seleccionar un par de poemas de entre los muchos que había escrito durante su peregrinaje particular. La migración forzada de Sorel hacia algún puerto nuevo se presentaba como difícil, y no excitante o llena de nuevas e intensas emociones, como suele leerse por ahí. Nihilista convencido, hastíado y medio-asqueado-del-juego-de-los-sentimientos Sorel migra. Ahora está migrando. Hacia tierras inexploradas, en busca de rotten-apples que se abran para él. En su marcha, le acompañan nada y nadie. Transita acompañado de algunos recuerdos y del convencimiento de tener algún que otro amigo, repartidos por la geografía europea. A veces piensa en Boo y le gustaría cambiarse por ella, diseñar, vivir, hablar en alemán... sin embargo a Sorel ahora le toca caminar, caminar, caminar y, después, caminar un poquito más... y, cuando haya perdido algunas esperanzas, sorprenderse porque algo aparecerá en su vida que le alegre, le entusiasme y le borre de la mente todo el proceso migratorio-penoso-necesario que ahora comienza. Al menos así sucede habitualmente y así le ha venido sucediendo durante los últimos años...


3 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusta el simil de la migración, es cierto, todos migramos y es algo que no nos gusta, a mi no me gusta migrar, porque cuando migras es porque tienes que hacerlo, no porque quieres hacerlo.

Anónimo dijo...

el problema, querido Sorel, es que la profunda tristeza siempre anda acechando tras las esquinas. en el acorde de una canción casi olvidada, en el pliegue de un labio, en la forma de expandirse las aletas de la nariz, nos acompaña ese sentimiento que hemos dado en llamar saudade. migramos confiando en que aparezcan esas pequeñas alegrías que nos rescaten de la melancolía, y todo cuanto hacemos es sumar nuevo peso a nuestras ya atiborradas mochilas. pero esa es nuestra condición. somos gente enferma y sólo encontramos sentido a algo cuando habitamos en ese punto inestable, en ese ajado torbellino que blablabla. un beso nada desganado.

Anónimo dijo...

Las migraciones no son malas en si, es malo el camino cuando nos obligan a migrar, cuando estabamos bien y nos obligan a cambiar de lugar...nunca migramos solos y nunca migras sin algo...siempre tienes aunque sea un pequño atisbo de esperanza que te ayuda a hacer ese viaje más llevadero y siempre tienes una cartera llena de recuerdos que te hacen la migración más tranquila...
Cuando migramos no debemos tener prisa en llegar a un nuevo lugar, cuanta más prisa tenemos, más lejos vemos la meta, si es q la vemos...
Cuando migramos, de forma forzosa, debemos tener presente que quizá hayamos hecho antes alguna otra migración intencionada con la que llegamos a donde nos propusimos... y que volverá a pasar...volveremos a llegar...
Cuando migramos sabemos a dónde nos gustaría llegar, aunque no cómo lo haremos...y eso es lo bonito del viaje, de la migración, sea forzosa o voluntaria: la incertidumbre...pues si supiesemos todo no migrariamos nunca, y nunca seriamos felices.