¿Yo soy yo, ahora, temporalmente y espacialmente puntual? o ¿yo soy yo ahora puntual arrastrado en la estela de mi pasado soñando el yo que quiero ser mañana?
Necesariamente, para ser una persona hemos de optar por la segunda opción. Optar por un yo espacio-temporalmente puntual nos exige renunciar a la implicación tanto de nuestros recuerdos y percepciones pasadas como de nuestros deseos y pulsiones para el futuro. Implica renunciar a la personalidad y optar por la multiplicidad subjetiva en un solo organismo biológico, esto es, pasar por personalidades diferentes en cada momento de nuestra existencia y que nada de lo vivido ni de nuestros intereses pueda me modificar nuestra existencia momentánea (espacio-temporalmente puntual). Si alguien es capaz de tomar esta segunda posibilidad vital coherentemente y de manera efectiva, yo no tengo nada que decir salvo expresar mi sorpresa y, por supuesto, mi especial interés por el estudio de tal particular. Confiero que homo sapiens conlleva capacidad cognoscitiva y recognoscitiva, inherente a homo sapiens. En este punto homo sapiens no goza de libertad. No se puede optar entre poseer una naturaleza o no poseerla, pues nos remontaríamos a un momento precio a la existencia, y ésto plantea dificultades probatorias. Incluso, aceptando la posibilidad de una “existencia” previa y consciente a la existencia que conocemos, nos encontraríamos ante el problema de la libertad, posibilidad de optar y elegir, racionalmente o no, en dicho estadio existencial. Imposibilidad de prueba. Dificultad de admisión. Pero hagamos un esfuerzo por admitir esta posibilidad; en tanto homo sapiens, con capacidad recognoscitiva inherente a nosotros mismos, habríamos de poder recordar el momento de la elección. Error argumentativo, la balanza se inclina aparentemente ante el contraargumento, en principio irracional: si no podemos recordar es que o no somos homo sapiens o realmente el homo sapiens no tiene capacidad recognoscitiva o memorística.
No pondremos en duda, dada nuestra experiencia, la capacidad memorística del HOMBRE. Entonces, nos quedamos ante que NO SOMOS HOMO SAPIENS. Falso: error argumentativo: y volvemos al argumento racional: si no recordamos aquel momento no somos hombres; no parece correcto en tanto, si recordamos, unas líneas atrás hemos expuesto que en el estado preexistencia podríamos optar por ser o no ser de una u otra forma. Esto es, en el estado preexistencial, existimos, de acuerdo, pero no existimos como homo sapiens sino como algo diferente caracter4iado por una capacidad decisoria hipotética. No podemos demostrar este extremo de manera que podemos rechaar la posibilidad de ser entes ajenos al homo sapiens decididos a ser homo sapiens y experimentar los placeres y molestias de dicha especia existencia.
Por tanto, sólo nos quedaría el deseo que la posibilidad de que las hipótesis planteadas fueran ciertas y pudiéramos disfrutar de una naturaleza a la carta. En este supuesto, volvemos a una de las características del YO humano: el deseo, que es la configuración del yo en el futuro de acuerdo a nuestras propias pautas y obsesiones.
Así, por reducción al absurdo, podríamos aceptar la naturaleza del yo humano, no sólo como existencia presente sino también como realidad pasada y deseo de realidad futura.
Necesariamente, para ser una persona hemos de optar por la segunda opción. Optar por un yo espacio-temporalmente puntual nos exige renunciar a la implicación tanto de nuestros recuerdos y percepciones pasadas como de nuestros deseos y pulsiones para el futuro. Implica renunciar a la personalidad y optar por la multiplicidad subjetiva en un solo organismo biológico, esto es, pasar por personalidades diferentes en cada momento de nuestra existencia y que nada de lo vivido ni de nuestros intereses pueda me modificar nuestra existencia momentánea (espacio-temporalmente puntual). Si alguien es capaz de tomar esta segunda posibilidad vital coherentemente y de manera efectiva, yo no tengo nada que decir salvo expresar mi sorpresa y, por supuesto, mi especial interés por el estudio de tal particular. Confiero que homo sapiens conlleva capacidad cognoscitiva y recognoscitiva, inherente a homo sapiens. En este punto homo sapiens no goza de libertad. No se puede optar entre poseer una naturaleza o no poseerla, pues nos remontaríamos a un momento precio a la existencia, y ésto plantea dificultades probatorias. Incluso, aceptando la posibilidad de una “existencia” previa y consciente a la existencia que conocemos, nos encontraríamos ante el problema de la libertad, posibilidad de optar y elegir, racionalmente o no, en dicho estadio existencial. Imposibilidad de prueba. Dificultad de admisión. Pero hagamos un esfuerzo por admitir esta posibilidad; en tanto homo sapiens, con capacidad recognoscitiva inherente a nosotros mismos, habríamos de poder recordar el momento de la elección. Error argumentativo, la balanza se inclina aparentemente ante el contraargumento, en principio irracional: si no podemos recordar es que o no somos homo sapiens o realmente el homo sapiens no tiene capacidad recognoscitiva o memorística.
No pondremos en duda, dada nuestra experiencia, la capacidad memorística del HOMBRE. Entonces, nos quedamos ante que NO SOMOS HOMO SAPIENS. Falso: error argumentativo: y volvemos al argumento racional: si no recordamos aquel momento no somos hombres; no parece correcto en tanto, si recordamos, unas líneas atrás hemos expuesto que en el estado preexistencia podríamos optar por ser o no ser de una u otra forma. Esto es, en el estado preexistencial, existimos, de acuerdo, pero no existimos como homo sapiens sino como algo diferente caracter4iado por una capacidad decisoria hipotética. No podemos demostrar este extremo de manera que podemos rechaar la posibilidad de ser entes ajenos al homo sapiens decididos a ser homo sapiens y experimentar los placeres y molestias de dicha especia existencia.
Por tanto, sólo nos quedaría el deseo que la posibilidad de que las hipótesis planteadas fueran ciertas y pudiéramos disfrutar de una naturaleza a la carta. En este supuesto, volvemos a una de las características del YO humano: el deseo, que es la configuración del yo en el futuro de acuerdo a nuestras propias pautas y obsesiones.
Así, por reducción al absurdo, podríamos aceptar la naturaleza del yo humano, no sólo como existencia presente sino también como realidad pasada y deseo de realidad futura.
Respuesta de Wittgenstain a Paul Ricoeur, fallecido en 2005.
No hay comentarios:
Publicar un comentario