después de intentar zurcir el año con un par de entradas colgadas esta misma tarde, desde un sentimiento anómalo de despedida de un ser que parece empezar a agitar las manos como diciendo adios, voy a intentar recrear la tercera entrada planeada, que se ha borrado un click antes de ser publicada. de esta manera, no aseguro la fidelidad al original, improvisado hace tres o cuatro horas, aunque para los lectores será el original, irremediablemente.
lleva todas la vacaciones como ausente. una semana-y-media sin expresar dolor ni alegría, motivaciones ni desalientos. se levanta cada mañana, desayuna y se asea, es uno de los cánones sociales que debe respetar. hasta ahí, todo normal. desde ahí, todo monótono. pasar el día esperando a que algo suceda, a que algo venga en su busca, a que una gran idea se deslice bajo su cráneo y lo mantenga ocupado un par de horas. absorto, ése es el calificativo. no todos los días le ocurre algo, es más, la mayoría de los días se dedica a esperar. espera 24 horas cada día, con todos sus minutos y sus segundos, largos, largos y aburridos. la vida de una persona hábil y capaz desde un asiento improvisado cada día... cada uno de esos días que se dedica a vivir sin planificación previa, en espera de una sorpresa que lo será sin sujeción a criterio alguno... persona que se deja vivir, que se deja sentir, que encuentra.
fluye.
sorel en navidad.
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